Monseñor Adolfo A. Nouel Bobadilla
El padre Adolfo poseía una sólida formación académica. Era graduado en derecho canónigo y poseía un doctorado en Teología, de la Universidad Gregoriana, en Roma. Fue ordenado sacerdote por Meriño en 1885, quien lo nombró profesor en el Seminario. Ocupó cargos parroquiales en la capital, el Seibo, San Juan de la Maguana y la Vega.
Nouel era poseedor de un temperamento muy diferente al de Meriño. Adquirió fama como pastor y pacificador, al lograr impedir la ejecución de prisioneros, capturados por uno u otro bando, en el período turbulento de guerras civiles, en la que se vivía. Meriño lo llamó a su lado, cuando su salud comenzó a flaquear en 1904.
Fue consagrado Obispo en Roma, en octubre de 1904 y regresó al país como Arzobispo coadjutor en derecho a sucesión sumiendo el cargo al morir Meriño, en agosto de 1906. Inmediatamente el nuevo Arzobispo logró traer sacerdotes euditas franceses para que se hicieran cargo del seminario. Esos sacerdotes sin embargo, tuvieron que regresar a Francia en 1914, al estallar la primera guerra mundial; Nouel entonces cerró temporalmente el seminario hasta 1923, cuando trajo al país la orden de los claretianos y les entregó el seminario, que reabrió así sus puertas.
Inyectando sangre nueva a su Iglesia, Nouel trajo al país en 1909, la orden de los Capuchinos y en 1927 a los Agustinos Recoletos. Además de sacerdotes, Nouel también logró que vinieran al país órdenes de monjas: las Mercedarias en 1910 y las Franciscanas en 1925.
Estaba claro el esfuerzo que hacía el Arzobispo, por elevar el nivel moral e intelectual del clero. Nouel tuvo que enfrentar el poder creciente de la ilustración en la clase gobernante, identificada con los horacistas, que negaba a la Iglesia el derecho de propiedad, por lo que surgió un conflicto en 1908, cuando quiso construir un mausoleo en la catedral, para depositar los restos de Meriño.
Nouel era poseedor de un temperamento muy diferente al de Meriño. Adquirió fama como pastor y pacificador, al lograr impedir la ejecución de prisioneros, capturados por uno u otro bando, en el período turbulento de guerras civiles, en la que se vivía. Meriño lo llamó a su lado, cuando su salud comenzó a flaquear en 1904.
Fue consagrado Obispo en Roma, en octubre de 1904 y regresó al país como Arzobispo coadjutor en derecho a sucesión sumiendo el cargo al morir Meriño, en agosto de 1906. Inmediatamente el nuevo Arzobispo logró traer sacerdotes euditas franceses para que se hicieran cargo del seminario. Esos sacerdotes sin embargo, tuvieron que regresar a Francia en 1914, al estallar la primera guerra mundial; Nouel entonces cerró temporalmente el seminario hasta 1923, cuando trajo al país la orden de los claretianos y les entregó el seminario, que reabrió así sus puertas.
Inyectando sangre nueva a su Iglesia, Nouel trajo al país en 1909, la orden de los Capuchinos y en 1927 a los Agustinos Recoletos. Además de sacerdotes, Nouel también logró que vinieran al país órdenes de monjas: las Mercedarias en 1910 y las Franciscanas en 1925.
Estaba claro el esfuerzo que hacía el Arzobispo, por elevar el nivel moral e intelectual del clero. Nouel tuvo que enfrentar el poder creciente de la ilustración en la clase gobernante, identificada con los horacistas, que negaba a la Iglesia el derecho de propiedad, por lo que surgió un conflicto en 1908, cuando quiso construir un mausoleo en la catedral, para depositar los restos de Meriño.
El gobierno se opuso, diciendo que las iglesias eran edificios del estado consagrado al culto, Nouel, que poseía un espíritu conciliador, dijo que en bien de la paz aceptaba el criterio del gobierno, pero que protestaba, porque “creemos que nos priva de un derecho y por consiguiente se nos infiere una injuria. Ya habrá tiempo para rectificaciones”. Así fue, pues el mausoleo se construyó en 1911.
Por Julio M. Rodríguez Grullón.
REFERENCIAS:http://www.educando.edu.do/sitios/dominicanidad/b_mnouel.html
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